LAS MONARQUÍAS
CAPÍTULO X
ES SÓLO ROCK ´N´ ROLL
(PERO ME GUSTA)
Muchas eran las preguntas que
se hacían mi cuñado y Agostiño sobre el pollo Satisfaction. Pero sobre todas
ellas, destacaba, a larga distancia en interés sobre las demás, la que se
refería a su datación. ¿En qué época vivió I Can´t Ge No?
Necesitaban saberlo, ¡ya!, urgentemente. Era
una respuesta que no podía esperar. En realidad toda aquella aventura dependía
de ello. Por lo que decidieron averiguarlo aquella misma mañana.
La ignorancia de ambos sobre paleontología
era, digámoslo con sinceridad, casi absoluta. Y digo casi, porque quién no ha
oído hablar de Lucy, o de Atapuerca, o de los trilobites, o de Julio Iglesias o
el carbono-14. Y todos, casi sin exclusión, sabemos que éste último sirve para
datar especies orgánicas.
Así pues, ni cortos ni
perezosos, como los hombres de acción que eran,
arrebatadoramente intrigados, nada más desayunarse, vestidos
desastrosamente impecables como dos típicos divorciados, se subieron a la destartalada furgoneta de mi
cuñado y se encaminaron hacia el lugar
más cercano especializado en carbono-14.
Ferretería La Alcayata D ´or. Trijueque.
9,30 horas de la mañana
-
Buenos días,
caballeros. ¿Qué desean? – dijo el tendero.
Éste era un hombre más bien
bajito. Por edad debía estar a punto de jubilarse. Conservaba todo su pelo cano
repeinado a la antigua. Bien aseado. Y vestía un pulcro guardapolvo azul
-
Buenos días –
dijo mi cuñado. Agostiño levantó la mano a modo de saludo - ¿Le importa que
curioseemos? Será un momento.
-
Claro, cómo no.
Rápidamente Agostiño echando
una ojeada por encima de los estantes divisó al fondo un par de chimeneas
metálicas. Allí, dijo a mi cuñado. Y los dos se encaminaron hacia ellas.
También había varios y sofisticados modelos de barbacoas, y al lado, leña para
su venta y varios sacos de carbón.
-
Sí, creo que
hemos venido al lugar adecuado. – dijo mi cuñado palpando uno de los sacos.
Detrás de él, el tendero, con
las manos metidas en los bolsillos de su guardapolvo, dijo:
-
¿Desean una
barbacoa?
-
No, no…
-
Pues no nos iría
mal. Las barbacoas son muy socorridas. – dijo Agostiño.
-
Les recomiendo
esta de aquí – dijo el tendero acercándose a uno de los modelos de cuatro
patas pintada de negro azabache – Esta
barbacoa es segura como un Rolls Royce, rápida en su encendido como un Lamborghini y sofisticada como un McLaren.
-
¡Chacho con la
barbacoa! – se le escapó decir a
Agostiño
-
Puedo
demostrárselo. Y estaría encantado de hacerlo. Ahí en el patio tengo una Belle
Africaine, que así se llama esta maravilla. Belle Africaine.
-
¿Y ahí fuera, –
dijo Agostiño con cierta sorna - también
tiene un Rolls Royce, un Lamborghini y un McLaren?
-
No – contestó
tendero forzando la sonrisa – Claro que no.
-
¿Entonces cómo
piensa demostrárnoslo?
-
Bueno… - dijo
azarado el tendero
-
Ah, ya lo tengo.
Creo que al vernos entrar con
nuestro refinado y elegante porte ha pensado que hemos venido a su ferretería
en un Rolls Royce o en un McLaren. ¿A que sí?
-
Pues…, sí, así
es… - dijo el tendero temblándole la voz
Agostiño se acercó entonces a
él sonriendo y pasó el brazo afablemente por encima de sus hombros. Dijo:
-
¿Tiene usted
familia?
-
Sí, y numerosa,
estoy casado de segundas
-
Pues ya ve lo que
engañan las apariencias, cuando he entrado al verle tan pulido y repeinado he
pensado que era sarasa. No se ofenda
-
Tengo seis
maravillosos varones – dijo orgulloso el tendero.
Mi
cuñado entró al quite
-
No haga caso a mi
amigo, es lo que él dice que se dice en su pueblo: un guasón.
-
Agostiño bajó el brazo de los
hombros del tendero.
-
¿De dónde es?
-
De Miajas, Cáceres
-
A lo que se ve, allí hay
mucho tomate. Mucha guasa y mucho tomate. – dijo mi cuñado – No tiene mal resabio. Ahora, si no le
importa, y para no hacerle perder mucho tiempo, ¿podría decirme si tiene
carbono-14?
El ferretero, beneficiario en
tercera generación de La
Alcayata d´or, se tomó la pregunta con cuajo.
-
¿Lo quiere usted
en alguna forma alotrópica en particular, o se refiere al isótopo?
Mi cuñado y Agostiño se
miraron desconcertados, pero no demasiado.
-
Agostiño, cómo
cree tú que nos iría mejor, a alotrópico o en isótopos?
-
Veamos. – dijo
Agostiño - : En alotrópico, ¿qué nos puede ofrecer?
El ferretero pensó que
aquellos dos hombres ponían a prueba sus
conocimientos.
-
En diamante,
grafito, amorfo, y, hoy están ustedes de suerte, esta misma mañana acabo de
recibirlo en forma de Buckminsterfulereno.
-
¡No me diga! –
dijo Agostiño - ¿Y es Buckminsterfulereno del bueno?
-
Del mejor
-
Lástima que no
necesitemos Buckminsterfulereno, con lo difícil que es conseguirlo, ¿Verdad
Agostiño? – dijo mi cuñado, un poco por decir, pues en cuestión de física
subatómica parecía andar más cojo que Agostió y el ferretero
-
Como que estoy
por comprarme medio kilo por si lo necesitamos más adelante – dijo Agostiño
-
No es mala idea…
- dijo mi cuñado
-
¿Y en isótopos
qué tiene en existencias?
-
Pues…, tengo el
isótopo C-12, que como ya saben ustedes posee 6 protones, 6 neutrones y 6 electrones. Es el más vulgar,
pero para calcular las masas atómicas va de perillas
-
Supongo que –
dijo Agostiño – que los protones, neutrones y electrones, serán frescos
-
Fresquísimos. Como
aquel que dice los acabo de recoger de la mata.
-
¿Tiene algún
isótopo con bosónes baratitos? –
preguntó al punto Agostiño
-
Sé que el bosón
está ahora muy de moda. Pero es carísimo. La novedad, ya saben… También tengo
el isótopo C-13, con 7 protones y 8
neutrones
-
¿Sin electrones?
– dijo Agostiño arrugando la frente.
-
Sin electrones
pero con un spin de +1/2
-
Hombre, si tiene más
medio spin, ya es otra cosa.
-
¿Y no tendría
usted un isótopo con una docenita de neutrinos? - dijo Agostiño, que preguntando parecía
insaciable
-
¿Con doce neutrinos? – dijo extrañado el tendero
-
Neutrino arriba,
neutrino abajo.
-
Pero eso… - empezó
a decir el dueño de La
Alcayata D ´or con cierta vacilación – es…, un dislate
-
Ya, ya. Eso lo
sabe todo el mundo ¿Pero tiene o no tiene isótopos con un dislate de doce
neutrinos?
-
No – dijo el
tendero cerrando brevemente los ojos y un
leve pero perceptible movimiento de desden con la cabeza, lo que molestó a
Agostiño, que no era especialmente susceptible.
-
Disculpe a mi
amigo – atajó mi cuñado – es un dialéctico empedernido. Nosotros, en el único
carbono que estamos interesados es en el C-14
-
¿Y para qué lo
quieren?
-
Queremos datar un…
- empezó a decir mi cuñado, pero fue interrumpido bruscamente por Agostiño
-
¡Nada, no
queremos nada! – dijo éste
Luego, apartando a mi cuñado unos
pasos para que no les oyera el tendero, añadió:
-
¿Qué quiere, que
se nos llene el yacimiento de
paleontólogos furtivos? Discreción,
amigo mío. No me fío de este tendero. Déjeme a mí.
Agostiño se acercó entonces
al mostrador.
-
Sin importar para
qué lo queremos, ¿tiene o no tiene C14?
– dijo Agostiño en un tono arisco. A veces no hay que darle muchas vueltas a
los asuntos. A veces, sin saber por qué sí, o por qué no, alguien no nos cae bien. Es así de simple. Y
eso era lo que a Agostiño le pasaba con el ferretero, que no le caía bien,
simplemente.
-
Pues no. El carbono-14 tiene mucha demanda. Entre
orfanatos, hospicios, secretarías de inmigración y asilos de ancianos, no damos abasto.
-
Pues nada,
sentimos las molestias – dijo Agostiño
Al cabo se oyeron las campanillas
de la puerta de entrada de la ferretería.
Un hombre asomado a la misma de medio lado dijo:
-
Matías, ¿has
recibido el acelerador de partículas que te encargué para mi hijo? ¡Que está de
un pesado con el dichoso acelerador!
Agostiño y mi cuñado se
encaminaron hacia la puerta.
Matías respondió:
-
Sí, ayer recibí
uno, pero es un acelerador sincrotón.
-
Pero yo te pedí un
ciclotrón.
-
¡Qué más da,
hombre! No creo que el niño note la diferencia.
-
¡Vamos, ni que mi
niño fuera tonto!
-
De momento sólo
he podido localizar un ciclotrón en Azuqueca, pero…
-
Pero qué
-
Pero es de
segunda mano. Seminuevo, eso sí. Pasa y hablamos.
El hombre dio un paso atrás
para dejar salir a mi cuñado y a Agostiño. Éste último se acercó a aquel y le
dijo casi al oído:
-
No acepte un
acelerador de partículas de segunda mano, menos si es un ciclotrón. ¡Sabe Dios
qué clase de partículas piojosas habrán acelerado en el!
El hombre entró en la
ferretería y mi cuñado y Agostiño se encaminaron hacia el aparcamiento.
-
Nuestro gozo en
un pozo – dijo Agostiño
-
Lo de I Can´t Ge
No, no va a resultar fácil, no
Antes de subir a la
furgoneta, Agotiño, dijo:
-
La próxima vez cogemos
el Lamborghini. ¿Qué te parece?
-
No, prefiero el
Roll.
-
La edad, debe ser
por la edad.
Luego guardaron silencio. La
visita a la ferretería La Alcayata D ´or
les había dejado un leve sentimiento de frustración, leve y errático como el
vuelo de una mariposa.
-
¿Qué significa
dislate? – preguntó de Agostiño rompiendo el mutismo.
-
¿Aparte de su
sentido científico?
-
Sí; aparte.
-
No lo sé. ¿Y tú?
-
Yo tampoco
Agostiño, como copiloto conectó la radio. Justo
en ese momento comenzaron a sonar los Rolling Stone de 1974 y su It´s Only Rock
´n´ Roll (But I Like It) Ambos tararearon la canción imitando en lo posible los
aparentemente improvisados movimientos de Mick Jagger.
Fuera del coche, el sol caía
sobre los campos de Guadalajara como una penitencia divina.
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