domingo, 12 de octubre de 2014

                                                      LAS MONARQUÍAS

                                                  CAPÍTULO X
                                
                     ES SÓLO ROCK ´N´ ROLL  (PERO ME GUSTA)


Muchas eran las preguntas que se hacían mi cuñado y Agostiño sobre el pollo Satisfaction. Pero sobre todas ellas, destacaba, a larga distancia en interés sobre las demás, la que se refería a su datación. ¿En qué época vivió I Can´t Ge No?


 Necesitaban saberlo, ¡ya!, urgentemente. Era una respuesta que no podía esperar. En realidad toda aquella aventura dependía de ello. Por lo que decidieron averiguarlo aquella misma mañana.

 La ignorancia de ambos sobre paleontología era, digámoslo con sinceridad, casi absoluta. Y digo casi, porque quién no ha oído hablar de Lucy, o de Atapuerca, o de los trilobites, o de Julio Iglesias o el carbono-14. Y todos, casi sin exclusión, sabemos que éste último sirve para datar especies orgánicas.

Así pues, ni cortos ni perezosos, como los hombres de acción que eran,  arrebatadoramente intrigados, nada más desayunarse, vestidos desastrosamente impecables como dos típicos divorciados,  se subieron a la destartalada furgoneta de mi cuñado  y se encaminaron hacia el lugar más cercano  especializado en carbono-14.


Ferretería La Alcayata D´or. Trijueque. 9,30 horas de la mañana

-         Buenos días, caballeros. ¿Qué desean? – dijo el tendero.

Éste era un hombre más bien bajito. Por edad debía estar a punto de jubilarse. Conservaba todo su pelo cano repeinado a la antigua. Bien aseado. Y vestía un pulcro guardapolvo azul
-         Buenos días – dijo mi cuñado. Agostiño levantó la mano a modo de saludo - ¿Le importa que curioseemos? Será un momento.
-         Claro, cómo no.

Rápidamente Agostiño echando una ojeada por encima de los estantes divisó al fondo un par de chimeneas metálicas. Allí, dijo a mi cuñado. Y los dos se encaminaron hacia ellas. También había varios y sofisticados modelos de barbacoas, y al lado, leña para su venta y varios sacos de carbón.

-         Sí, creo que hemos venido al lugar adecuado. – dijo mi cuñado palpando uno de los sacos.

Detrás de él, el tendero, con las manos metidas en los bolsillos de su guardapolvo, dijo:

-         ¿Desean una barbacoa?
-         No, no…
-         Pues no nos iría mal. Las barbacoas son muy socorridas. – dijo Agostiño.
-         Les recomiendo esta de aquí – dijo el tendero acercándose a uno de los modelos de cuatro patas  pintada de negro azabache – Esta barbacoa es segura como un Rolls Royce, rápida en su encendido como  un Lamborghini y sofisticada como un McLaren.
-         ¡Chacho con la barbacoa! – se le escapó decir a  Agostiño
-         Puedo demostrárselo. Y estaría encantado de hacerlo. Ahí en el patio tengo una Belle Africaine, que así se llama esta maravilla. Belle Africaine.
-         ¿Y ahí fuera, – dijo Agostiño con cierta sorna -  también tiene un Rolls Royce, un Lamborghini y un McLaren?
-         No – contestó tendero forzando la sonrisa – Claro que no.
-         ¿Entonces cómo piensa demostrárnoslo?
-         Bueno… - dijo azarado el tendero
-         Ah, ya lo tengo. Creo que al vernos entrar  con nuestro  refinado y elegante porte  ha pensado que hemos venido a su ferretería en un Rolls Royce o en un McLaren. ¿A que sí?
-         Pues…, sí, así es… - dijo el tendero temblándole la voz

Agostiño se acercó entonces a él sonriendo y pasó el brazo afablemente por encima de sus hombros. Dijo:
 
-         ¿Tiene usted familia?
-         Sí, y numerosa, estoy casado de segundas
-         Pues ya ve lo que engañan las apariencias, cuando he entrado al verle tan pulido y repeinado he pensado que era sarasa.  No se ofenda
-         Tengo seis maravillosos varones – dijo orgulloso el tendero.

Mi cuñado entró al quite

-         No haga caso a mi amigo, es lo que él dice que se dice en su pueblo: un guasón.
-          
Agostiño bajó el brazo de los hombros del tendero.

-         ¿De dónde es?
-          De Miajas, Cáceres
-          A lo que se ve, allí hay mucho tomate. Mucha guasa y mucho tomate. – dijo mi cuñado –  No tiene mal resabio. Ahora, si no le importa, y para no hacerle perder mucho tiempo, ¿podría decirme si tiene carbono-14?

El ferretero, beneficiario en tercera generación de La Alcayata d´or, se tomó la pregunta con cuajo.

-         ¿Lo quiere usted en alguna forma alotrópica en particular, o se refiere al isótopo?

Mi cuñado y Agostiño se miraron desconcertados, pero no demasiado.

-         Agostiño, cómo cree tú que nos iría mejor, a alotrópico o en isótopos?
-         Veamos. – dijo Agostiño - : En alotrópico, ¿qué nos puede ofrecer?

El ferretero pensó que aquellos dos hombres ponían  a prueba sus conocimientos.

-         En diamante, grafito, amorfo, y, hoy están ustedes de suerte, esta misma mañana acabo de recibirlo en forma de Buckminsterfulereno.
-         ¡No me diga! – dijo Agostiño - ¿Y es Buckminsterfulereno del bueno?
-         Del mejor
-         Lástima que no necesitemos Buckminsterfulereno, con lo difícil que es conseguirlo, ¿Verdad Agostiño? – dijo mi cuñado, un poco por decir, pues en cuestión de física subatómica parecía andar más cojo que Agostió y el ferretero
-         Como que estoy por comprarme medio kilo por si lo necesitamos más adelante – dijo Agostiño
-         No es mala idea… - dijo mi cuñado
-         ¿Y en isótopos qué tiene en existencias?
-         Pues…, tengo el isótopo C-12, que como ya saben ustedes posee 6 protones,  6 neutrones y 6 electrones. Es el más vulgar, pero para calcular las masas atómicas va de perillas
-         Supongo que – dijo Agostiño – que los protones, neutrones y electrones, serán frescos
-         Fresquísimos. Como aquel que dice los acabo de recoger de la mata.  
-         ¿Tiene algún isótopo con  bosónes baratitos? – preguntó al punto Agostiño
-         Sé que el bosón está ahora muy de moda. Pero es carísimo. La novedad, ya saben… También tengo el isótopo C-13, con 7 protones  y 8 neutrones
-         ¿Sin electrones? – dijo Agostiño arrugando la frente.
-         Sin electrones pero con un spin de +1/2
-         Hombre, si tiene más medio spin,  ya es otra cosa.  
-         ¿Y no tendría usted un isótopo con una docenita de neutrinos? -  dijo Agostiño, que preguntando parecía insaciable
-         ¿Con  doce neutrinos? – dijo extrañado el tendero
-         Neutrino arriba, neutrino abajo.  
-         Pero eso… - empezó a decir el dueño de La Alcayata D´or con cierta vacilación – es…, un dislate
-         Ya, ya. Eso lo sabe todo el mundo ¿Pero tiene o no tiene isótopos con un dislate de doce neutrinos?
-         No – dijo el tendero cerrando brevemente los ojos y  un leve pero perceptible movimiento de desden con la cabeza, lo que molestó a Agostiño, que no era especialmente susceptible.  
-         Disculpe a mi amigo – atajó mi cuñado – es un dialéctico empedernido. Nosotros, en el único carbono que estamos interesados es en el C-14
-         ¿Y para qué lo quieren?
-         Queremos datar un… - empezó a decir mi cuñado, pero fue interrumpido bruscamente por Agostiño
-         ¡Nada, no queremos nada! –  dijo éste

Luego, apartando a mi cuñado unos pasos para que no les oyera el tendero, añadió:

-         ¿Qué quiere, que se nos llene el yacimiento  de paleontólogos  furtivos? Discreción, amigo mío. No me fío de este tendero. Déjeme a mí.

Agostiño se acercó entonces al mostrador.

-         Sin importar para qué lo queremos,  ¿tiene o no tiene C14? – dijo Agostiño en un tono arisco. A veces no hay que darle muchas vueltas a los asuntos. A veces, sin saber por qué sí, o por qué no,  alguien no nos cae bien. Es así de simple. Y eso era lo que a Agostiño le pasaba con el ferretero, que no le caía bien, simplemente.
-         Pues no.  El carbono-14 tiene mucha demanda. Entre orfanatos, hospicios, secretarías de inmigración y asilos de ancianos,  no damos  abasto.
-         Pues nada, sentimos las molestias – dijo Agostiño

Al cabo se oyeron las campanillas de la puerta de entrada de  la ferretería. Un hombre asomado a la misma de medio lado dijo:

-         Matías, ¿has recibido el acelerador de partículas que te encargué para mi hijo? ¡Que está de un pesado con el dichoso acelerador!

Agostiño y mi cuñado se encaminaron hacia la puerta.
Matías respondió:

-         Sí, ayer recibí uno, pero es un acelerador sincrotón.
-         Pero yo te pedí un ciclotrón.
-         ¡Qué más da, hombre! No creo que el niño note la diferencia.
-         ¡Vamos, ni que mi niño fuera tonto!
-         De momento sólo he podido localizar un ciclotrón en Azuqueca, pero…
-         Pero qué
-         Pero es de segunda mano. Seminuevo, eso sí. Pasa y hablamos.

El hombre dio un paso atrás para dejar salir a mi cuñado y a Agostiño. Éste último se acercó a aquel y le dijo casi al oído:

-         No acepte un acelerador de partículas de segunda mano, menos si es un ciclotrón. ¡Sabe Dios qué clase de partículas piojosas habrán acelerado en el!

El hombre entró en la ferretería y mi cuñado y Agostiño se encaminaron hacia el aparcamiento.

-         Nuestro gozo en un pozo – dijo Agostiño
-         Lo de I Can´t Ge No, no va a resultar fácil, no

Antes de subir a la furgoneta, Agotiño, dijo:

-         La próxima vez cogemos el Lamborghini. ¿Qué te parece?
-         No, prefiero el Roll.
-         La edad, debe ser por la edad.

Luego guardaron silencio. La visita a la ferretería La Alcayata D´or les había dejado un leve sentimiento de frustración, leve y errático como el vuelo de una mariposa.

-         ¿Qué significa dislate? – preguntó de Agostiño rompiendo el mutismo.
-         ¿Aparte de su sentido científico?
-         Sí; aparte.
-         No lo sé. ¿Y tú?
-         Yo tampoco

 Agostiño, como copiloto conectó la radio. Justo en ese momento comenzaron a sonar los Rolling Stone de 1974 y su It´s Only Rock ´n´ Roll (But I Like It) Ambos tararearon la canción imitando en lo posible los aparentemente improvisados movimientos de Mick Jagger.

Fuera del coche, el sol caía sobre los campos de Guadalajara como una penitencia divina.





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