sábado, 16 de septiembre de 2017

                           Brontofobia                 


       Estaba echada a lo largo del sofá, adormecida, cuando me pareció oír el timbre de la puerta. Abrí los ojos y me quedé expectante.

       Serían las cuatro de la tarde, pero el salón se hallaba extrañamente en penumbra, como si fuera tarde avanzada
.
       Oí un trueno y el timbre volvió a sonar. El caso era  que no deseaba recibir ni hablar con nadie.